Siempre soñé poseer un deportivo preguerra, pero nunca pensé que llegaría a tener uno en mi garaje. Lo primero, porque mi habilidad como mecánico y mis conocimientos sobre restauración de vehículos dejan mucho que desear y lo segundo, porque mi casa de Londres no tenía garaje.
La primera vez que visité el stand de Suffolk Sportscars (SSC) en el Goodwood Revival Festival, quedé cautivado por la calidad y la exactitud de estas réplicas del legendario Jaguar SS100. Me enamoré y llegué a la conclusión de que construir el coche no sería demasiado complicado. Era básicamente un juguete de construcción tipo mecano para niños grandes.
Tomé la decisión de comprar y construir uno, pero antes necesitaría un garaje… que también decidí construir con mis propias manos.
En la parte de atrás de mi casa hay un pequeño terreno. Me puse de acuerdo con mi vecino, que también quería un garaje, y pedimos los permisos necesarios, cosa que tardamos en solucionar unos meses.
Alquilamos una mini excavadora, colocamos el encofrado, dos toneladas de acero y finalmente, un caluroso día de verano, cinco grandes camiones hormigonera bombearon 95 toneladas de hormigón a 60 metros de profundidad para allanar lo que sería la base.
Para acelerar un poco el proceso, contratamos un albañil para construir los muros, pero mi vecino y yo hicimos el resto del trabajo: carpintería, ventanas, instalación eléctrica, fontanería e incluso el tejado. Nunca había hecho algo parecido, pero he de decir que aprendí mucho, y doce años después, el garaje sigue en pie, con buen aspecto y sin grietas ni goteras.
Con el garaje ya finalizado podría encargar mi SS100. En cuatro entregas diferentes recibí el chasis, el motor, la carrocería y todo el resto de piezas. Construir el coche fue muy divertido y si algo me quedó claro, es que la ingeniería británica requiere muchas veces del empleo de la fuerza bruta.
La instalación eléctrica fue lo más problemático. Era como un gran puzle. SSC me envió por supuesto un diagrama, pero no se correspondía del todo con lo que iba encontrando en las cajas correspondientes. Por ejemplo, el cable rojo y blanco del diagrama, había decidido, cual camaleón, transformarse en morado. Al final lo conseguí.
Trabajando en el coche cada domingo, tardé unos dos años en acabar de montarlo. Cuando lo hice, se lo envié SSC para que hicieran una última revisión y todas las pruebas necesarias. En septiembre de 2010 pude finalmente sacarlo a la carretera.
Es un coche muy divertido de conducir, y aparte de algunos pequeños problemas iniciales, puedo decir que es muy fiable. He hecho 45.000 kilómetros hasta ahora, incluyendo 6 viajes con Classics on the Road, sin un solo problema y espero poder hacer muchos más.
Ahora, cada vez que alguien me pregunta cuanto tiempo necesité para restaurar mi “Morgan”, puedo decirles orgulloso que es una réplica del Jaguar SS100, que lo he construido yo, y que me tardé 5 años desde que puse en marcha el proyecto.
Richard Gibby