Dieciocho coches llegados de diferentes partes del mundo debían reunirse en Santander. Muchos de ellos, lo harían en Ferry desde Portsmouth, pero un pequeño incendio en uno de los motores del Pont Aven, hizo que muchos de los viajeros que tenían previsto viajar en ese barco, fuesen reubicados en otros.
Classics on the Road contactó con todos los participantes para explicarnos que la alternativa era viajar hasta Saint-Malo y desde allí conducir 1000 kilómetros adicionales para llegar a Santander. No era desde luego la mejor opción para comenzar el viaje, y fue aún peor de lo previsto debido a las fuertes lluvias que tuvimos que soportar. Un duro recorrido, especialmente para aquellos que viajaban en los coches más antiguos.
Sin embargo, todos los participantes apuntados inicialmente, llegaron tal y como estaba previsto, para la cena de bienvenida en el hotel Real de Santander. Mis compañeros de viaje y yo veníamos desde Singapur y tuvimos la oportunidad de participar en un encuentro que resultó ser realmente internacional.
Al día siguiente condujimos hasta los yacimientos arqueológicos de Atapuerca y después hasta el parador de Lerma. Recorrido que completamos no sin contratiempos, ya que, durante el mismo, golpeé el tubo de escape de mi Rolls-Royce Corniche de 1976 y tuve que hacer lo imposible para quitarlo y poder continuar. Conté para ello con la ayuda eso sí, de un Chef con Estrella Michelín (mi compañero).
Nuestro anfitrión Diego, de Classics on the Road, localizó un buen mecánico en la ciudad de Burgos. Tras varias horas de reparación pude unirme al resto del grupo justo para cena-cóctel. Muy apropiada por cierto tras el maravilloso almuerzo que habíamos disfrutado a mediodía.
Pero no fui el único participante con averías ese día. Tim y Mike Sierra habían traído sus Silver Ghost’s de 1911 y 1912 desde Estados Unidos y tuvieron problemas con alguna de las ruedas de madera de sus coches. Estas emitían unos chirridos que habrían detenido a la mayoría de nosotros, pero estos intrépidos viajeros consiguieron hacer una reparación de fortuna y continuaron su viaje hasta que, dos días después, pudieron solventarlo definitivamente aplicando una “famosa” resina Epoxi llegada desde Mallorca y que se usa para la fabricación de barcos de madera.
Al día siguiente fuimos a Pago de Carraovejas. La visita valió la pena, no solamente por sus vinos, sino por la maravillosa comida que degustamos posteriormente en su restaurante Ambivium.
Días después, en los secaderos de Julián Martín tuvimos la oportunidad de degustar el mejor de los jamones ibérico de pata negra.
Cuando organizamos nuestros tours, trabajamos para que todo funcione a la perfección. No obstante, siempre hay cosas que se escapan de nuestro control y que son inevitables… y ahí seguramente es donde se puede palpar la diferencia entre un viaje organizado profesionalmente y aquel que se limita a seleccionar, reservar hoteles y poco más a través de internet.
La cancelación del barco podría haber llevado a muchos de los participantes a cancelar también el viaje, pero en el mismo momento en que tuvimos la comunicación de Brittany Ferries, comenzamos a coordinar las diferentes opciones con los participantes y la naviera para que, utilizando las pocas rutas disponibles, todos los coches pudiesen llegar a tiempo a Santander. (Gran trabajo por cierto de nuestro compañero Stewart Cusden ¡Gracias!)
Sabíamos exactamente dónde estaba cada coche antes de llegar a Santander. De hecho, sabíamos que los Silver Ghost’s tenían problemas con sus ruedas de madera mucho antes de su llegada. De este modo, pudimos localizar y agilizar la compra en Mallorca de la “famosa” (y milagrosa) resina Epoxi que solucionó el problema dos días después.
Por otro lado, nuestros contactos a lo largo de la ruta permitieron encontrar rápidamente a Dani, el propietario de un modernísimo taller en Burgos, y que ya estaba preparado antes de nuestra llegada para reparar la línea de escape del Corniche, que dejó como nueva, por cierto.
El éxito del viaje se debe no obstante al espíritu de aventura demostrado por todos los participantes tal y como queda reflejado en el artículo del Señor Albert Lim, que venía desde Singapur dispuesto a disfrutar pasase lo que pasase.
Fue un placer viajar con este grupo y muchos de ellos ya están inscritos para el “Camino de Santiago y valle del Douro” que tenemos previsto para el próximo 2021. Deducimos, por tanto, que también fue un gran viaje para todos ellos.
Diego Sainz de la Maza